Surf, rock and roll y libertad

Para mí fueron un happy accident. Recuerdo que había sido un día horrible, tenía un dolor de cabeza espectacular pero me llegó un correo y en lugar de quedarme en casa, me animé y fui a un concierto de una banda que no conocía de nada y que solo ofrecía como nombre una palabra que, de entrada, me hacía desconfiar. Sí, estuve a punto de dejarme vencer por los prejuicios. Smile (sonríe o sonrisa). Y a pesar del gris que me rodeaba, de pronto fue como volver a la playa de mi adolescencia a bailar sin parar. Oleadas de música vibrante de los 60 llegaban y rompían mezcladas con la suavidad del otoño que comienza a dejar caer la luz para volver a brillar de nuevo. También recuerdo que al salir del concierto me hice con dos de sus discos (sigo buscando el primero) y ahora cada vez que los necesito acuden en mi ayuda para aligerar la rutina.

Smile transmite buen rollo desde el primer acorde hasta el último y ahora vuelven precisamente con un disco que se llama Happy accidents, esas felices coincidencias que de repente irrumpen en nuestra vida para quedarse, para hacernos diferentes. Su música viene de la costa californiana y de las notas de los sesenta y los setenta inglesas, parecen un grupo mod cuando se les ve, pero hecho ahora, un sonido actual y fresco. Eso es lo que buscaban, y consiguen, con este último disco en el que los sintetizadores ganan frente al ukelele, que no se preocupe nadie porque sigue presente.

El nombre de este cuarto trabajo de la banda de Getxo viene de toda una serie de coincidencias que han acabado transformadas en forma de disco con sonido refrescante y con historias de todos los días en forma de letras con un ritmo ágil y divertido. Una música para disfrutar de ella y de las sensaciones que transmite sin pararse a juzgarlas. Un disco en ritmo descendente que poco a poco de la erupción de Begin again deja un poso tranquilo y sosegado. Feliz.

Es curioso no me gusta usar esa palabra porque vivimos en un mundo que nos condena a ser felices. Todos tenemos que estar bien y satisfechos. Menos los artistas. Como decía al principio todos tenemos la sensación de que el Arte, con mayúsculas, debe ser trascendente. Un creador tiene que ser un ser torturado. Sin embargo, Smile representa todo lo contrario, en parte por esa filosofía que inspira a la banda y que proviene del mundo del surf. Y es triste escuchar que a veces por eso se les toma menos en serio. Es cierto, cuando uno dice «es que suenan a playa» se suele formar la idea en el interlocutor de una música facilona e intrascendente. Pachanguera. Parece que los ecos de bandas como los Beach Boys o Peter, Paul and Mary quedan muy lejos y que la playa se ha convertido en un lugar donde cachas con mechas y bañadores rosas hacen surf y comen patatas fritas.

Sin embargo, la playa, el surf (y la música y por ende Smile) son mucho más que eso. Son un campo donde la libertad y romanticismo (en el mejor sentido de una palabra de nuevo corrompida por los tiempos de las redes sociales) campan a sus anchas. Un territorio para ser libres y contar las historias de todos, como cuando la música se consumía como algo más que fast food para llenar las horas muertas.

Pregunta: Happy Accidents, vuestro nuevo disco, por un lado tiene un punto de conexión con el tercer disco, en este lado más comercial, quizás, y por otro lado mucho más dinámico como el segundo. El tercero es como más nostálgico, más otoño, más puesta de sol, y el segundo es una explosión de… yo siempre lo he dicho, a mí vuestro segundo disco me suena a playa, yo que soy de costa y la echo mucho de menos… es como un disparo. ¿Cuánto hay de esto en este tercer disco, de mezclar las dos vertientes?

Smile: Hay mucho, porque al final los artistas, cuando queremos evolucionar no nos podemos olvidar de quienes somos. Era una de las premisas, hacer algo que a nivel creativo resulte un reto, para no caer en la monotonía o en la comodidad, pero teniendo claro cuáles son tus orígenes y tu ADN. Son fundamentales para que no te desvincules de quien eres. Hay artistas que, a nivel personal, sienten la necesidad de cambiar y se convierten en alguien que no eran, y pierden a la gente que le seguían por ello. Esa no era la intención, ni muchísimo menos.

P: En Happy Accidents me parece que hay un nuevo giro, empieza arriba y acaba abajo. Es una descendente en ritmo, no sé si intencionada o no.

S: Es intencionado a nivel conceptual. Es lo que nos pedía el orden del disco. Íbamos colocando las canciones donde nos parecía que quedaba mejor, y sí que ha quedado así. Las tres últimas son como las más tranquilas. En la selección de las canciones nos dejamos llevar por las que nos gustaban más que por una idea conceptual. Out of season, nuestro anterior disco, sí que tenía esa idea conceptual por detrás de intentar recrear el otoño con la llegada final del invierno. En este no. Born again, por ejemplo, lo colocamos como primer tema más por el título que por la canción…

P: ¿Y por qué When the lights change es el primer single y no Born Again?

S: Porque para mí era una conexión más directa entre lo anterior y lo de ahora. Así como hay canciones que rompen, y que para el público que nos escucha hubiesen resultado como un cambio demasiado radical, me parecía que When the lights unía bastante bien al Smile de antes con el de ahora.

P: La filosofía del surf es vuestra, la playa, las olas, hacéis vuestro eso de trabaja en lo que te guste y no tendrás que trabajar.

S: Exacto.

P: ¿Y lo habéis conseguido ya?

S: No. Para este disco, yo me tomé un tiempo, para zambullirme totalmente en el proceso de creación, pero el resto de la banda no.

P: ¿Te meterías a músico ahora sabiendo lo que sabes?

S: Sí claro, porque yo estoy metido en el berenjenal puro y duro. Es lo que te he dicho antes, somos profesionales, todos trabajamos…

P: ¿De qué trabajas?

S: Soy representante de ropa. Me da mucho tiempo porque tengo temporadas en que trabajo más y menos. Me he procurado una vida que me permita hacer esto, somos una banda de las que sabe lo que es comer… comer mierda, como se dice.

P: Pero aún así volverías a hacerlo.

S: Sí, claro. Siendo muy consciente además de que para mí lo importante no es la meta, es el recorrido. Para mí son experiencias vitales que al final me ofrecen muchísimo más que… quedarme un fin de semana en casa o ir a tocar por ahí, a nivel de estímulos me resulta más estimulante salir, conocer gente, tocar, exponer mi propia historia. Al final, Smile es mi batalla.

P: ¿Es España injusta con la música?

S: No es injusto porque al final es lo que hay. Ahora mismo todo funciona por la oferta y la demanda. Hay demasiada oferta absolutamente en todo. ¿Qué ocurre con eso?, pues que al final consigues las cosas y no sé si se valoran en su justa medida, pero al final es lo que es…

P: Pero hay demasiada oferta que es igual…

S: Ya, pero la gente es igual. No se valora la individualidad sino que se condena. Eres un raro. A la gente, no sé por qué porque yo soy absolutamente contrario a esa idea y me parece que la individualidad tiene mucho atractivo porque de cada uno aprendes algo, en la sociedad se ve como algo horrible. La gente no quiere ser diferente.

P: ¿Y cómo se compagina eso con querer llegar al máximo de público posible?

S: Pues mira, el otro día escuché a Father John Misty decir que el entretenimiento como se entiende actualmente intenta desvincular a la gente de la vida. Llegas de currar a las ocho, no quieres ver en la tele nada que te comprometa, pones un truño para olvidar… Dice que, de alguna manera, es como una pildorita de olvido… Y, sin embargo, el arte hace todo lo contrario. Se zambulle en la vida y profundiza en ella, intenta sacarle toda la esencia. Nosotros hacemos entretenimiento y hacemos arte. ¿Cómo los unes? Intentando que coexistan de la manera más equilibrada posible y dentro de lo que a ti te motive.

P: ¿Y qué os motiva?, porque es curioso el mensaje tan positivo que irradian las canciones de Smile, no sólo el nombre de la banda ¿por qué le pusisteis Sonríe como nombre?

S: Yo lo tenía claro. Estudié Bellas Artes y creo que el optimismo está muy infravalorado en el arte, porque se considera banal, superficial… hay ciertos artistas que se sienten como incómodos. A mí me pasaba en la universidad, veía que casi el 90% de los artistas querían plasmar precisamente ese lado más oscuro. Father John Misty decía el otro día…, es que me parece un tío muy interesante, ‘preocúpate cuando te empiecen a salir canciones optimistas’, porque a lo mejor es un reflejo de todo lo contario.

P: Entonces tú tienes que estar muy preocupado

S: Sí que en un momento me parecía eso, es como una inercia. Es inseguridad, los artistas están más seguros en el lado oscuro. Out of seasons es un disco con un sentimiento de ausencia muy potente y, sin embargo, a la gente le parecía la playa también. Sí tiene ese punto de botella medio llena, porque siempre lo tendrá como todo lo que yo hago porque es una actitud frente a la vida.

P:A mí sí me suena a playa, pero una playa ya vacía, melancólíca.

S:Melancolía dulce, para mí lo es. Pero tienes el punto tenue. También es verdad que había dos, tres temas, que sí que tenían ese punto. Sí que quería conceptualmente los tuviera porque al final septiembre tiene luz y es maravilloso, y octubre, al principio, la primera quincena, también. De hecho son los mejores días de playa, porque sigue haciendo calor pero ya no está la peña. Ese disco empieza con septiembre, octubre, noviembre y acaba en diciembre. City Girl es lo que a mí me lo ha cambiado todo.

P:¿Por qué?

S: Porque yo hice un disco ocre con esa canción rosa, y a la gente de repente City Girl Yo me planteé ¿por qué? El día antes de sacar esa canción le dije al manager que no, que no representaba al disco y que no podía ser. Él me dijo, es, y tuvo toda la razón.

P: El rosa te ha salido casi fuxia con Happy Accidents.

S: También le he querido dar una vuelta. Ha pasado tiempo… sí que tenía ganas de contemporaneizar el sonido. Quería que sonara actual. Luego encima, Josu, nuestro guitarra de los últimos discos se fue y nos quedamos sin guitarra. Nosotros éramos cuatro y en directo cinco. Era como un mercenario, pero que formaba parte de toda la producción, metía ideas… Cuando se fue me quedé cojo, porque yo no soy un músico con destreza. Sé hacer canciones, tocar la guitarra, pero no sé arreglar. Luego apareció en escena Antonio Garmendi, un chaval de Getxo que es un grandísimo músico. Entonces él, por casualidades de la vida y como un happy accident, se metió en la grabación y acabó coproduciendo el disco.

P: ¿Estudiaste Bellas Artes en Bilbao, pero eres inglés, ¿qué tal esa mezcla?

S: Pues para mí maravillosa. Porque al final te ofrecen dos cosas, y dos mejor que una. Para mí es un mix perfecto. Es verdad que a nivel cultural me he perdido mucho de los plus que este país hace a nivel de inercia, la tortilla de patatas, para mí no formó parte de…..

P: Más de fish and ships

S: Sí, comida india de repente. Mi madre hacía un curry delicioso, ¿sabes?, pero todo por esa herencia de ella y no tanto la de aquí. Y eso, con la música, totalmente, claro. Yo creo que el único disco que se coló en español fue de Mocedades, en mi infancia.

P: ¿Qué música tenías en tu infancia?

S: Pues Crosby, Still & Nash, Dylan, Beatles, Rolling Stones… Mi madre era muy musiquera y teníamos un vecino que era ultra musiquero y yo crecí escuchando toda esa música. La costa norteamericana, Jefferson Airplane, los Birds… San Francisco también, de la Grateful Dead algunos, ya cuando se ponen un poco petardos no tanto… todo eso, a saco, y la psicodelia a saco también, la psicodelia inglesa….

P: De hecho parecéis un grupo Mod, cuando se os ve en el escenario, parecéis un grupo Mod.

S: De eso intento huir ahora, en Getxo ha habido un retro como demasiado retro. Los mejores músicos de Getxo, que son musicazos, se han quedado ahí y me pregunto, ¿por qué no habéis dado esa vuelta? Los Ramones escuchaban a los Beatles pero no hacían a los Beatles. No intentaban copiarles.

P: ¿Quizás porque es más fácil copiar algo que ya está hecho?

S: Sí, yo creo que sí, pero a la vez me da como rabia, porque dices, tío, gente con una calidad, hay unos grupazos por ahí que flipas, pero la mayoría se ha detenido en esa época y se han quedado ahí. No han conseguido trascender porque a las generaciones nuevas no les interesa lo que han hecho. Y es normal, hay que reinventarse.

P: En cuanto a las nuevas generaciones, volvemos a lo que comentábamos antes, vuestra música no es la que más conecta con las nuevas generaciones. Tampoco… aunque sí tiene ese sonido, esa vena, aunque se le dé una vuelta

S: Para mí se mezclan las dos cosas. Uno intenta ser contemporáneo pero hay ciertas cosas que son muy de antes. Contar historias que se entiendan, para mí es muy importante.

P: Y cada vez cuentas una historia distinta. De hecho la temática de los temas es completamente distinta.

S: Sí, bueno, plasmo mucho un momento actual. Cuando llegas a una cierta edad hay ciertas cosas que te empiezan a ocurrir. Llevas muchos años haciendo lo mismo. Empiezas a ver los efectos que han tenido las decisiones de un pasado, empiezas a vivirlas de un modo ya…

P: ¿Hay mucho de arrepentirse del pasado?

S: No de arrepentirse, pero sí a empezar a vivir las consecuencias, y de animarte a hacer algo si lo que tienes no te gusta.

P: ¿Os habéis llevado dos años para el disco?.

S: Bueno más, porque fueron dos años de gira con el anterior y luego año y medio de trabajo. Al final se ha ido como retrasando. Luego, además, creo que es un disco que tenía que salir ahora, que es cuando empieza el buen tiempo y…

P: Te apetece ir a bailar a la playa de nuevo.

S: Sí, no lo veía como para octubre.

P: Quizá, sólo por contraste, ¿o eres de los que piensan que la música triste se escucha cuando estás triste y la música alegre cuando estás alegre?.

S: No, pero sí creo que los discos son un reflejo de algo. Entonces, el disco refleja buen tiempo y… creo que es nuestro disco más alegre. Tiene su punto de playa. Se hace de noche, sacas la bola de espejos… pero estamos descalzos todavía…

P: Es a lo que me refería. Cuando digo que el segundo disco me suena a playa, la gente me mira con cara de, eso tiene que ser música fácil. No. Vamos a ver la playa no es…

S: No, ni el optimismo tampoco. No tienes que tenerle miedo. Es como una… al final es una actitud frente a la vida. Es tan fácil como que hay dos opciones, una es celebrarla y otra es cagarte en ella.

P: Y tú has escogido celebrarla.

S: Sí, y no quiere decir que no consideres que hay muchísimas partes de ella que son injustas, duras, no tiene nada que ver. Es una cuestión de actitud. Es cuestión de decir, bueno, esto es lo que hay, ¿qué hago?¿me hundo y me cago en ello o lo tomo como lo que es?¿Una piedra en el camino? Tengo que superarla, y se supera. No sé por qué la gente le tiene tanta tirria.

P: Vivimos en una época en la que te obligan a ser feliz. Todo el mundo tiene que ser feliz.

S: Ese es el peligro. Pasa con todo lo que sacan de contexto. El ukelele, por ejemplo, tiene un peligro de la hostia ahora mismo, porque se ha desvirtuado. El surf lo mismo. Ves un anuncio en la tele de patatas onduladas, que sale un guaperas cachas, con el pelo teñido de rubio y un bañador rosa y ya la han cagado, porque te van a tachar de eso a ti cuando el surf tiene unos componentes mucho más románticos y emocionantes. Las olas viajan miles de kilómetros desde la borrasca que se forma en Islandia hasta llegar a tu playa, sólo eso es una… Hay unos componentes súper románticos que no les interesa que ocurran ni que tú los veas, ahí te quieren vender al niño guapo… al final todo se desvirtúa.

P: Y la felicidad también.

S: Y la felicidad. Hombre, ahora entendida como un selfie o como un escaparate, es otra mierda, superficial y fácil, pero entendida como una actitud frente a la vida es interesante.

P: ¿No tienes miedo de que se os tache de eso, de un…?

S: Siempre se nos ha tachado de eso. De hecho hay mucha gente que no nos tomó en serio, por eso creo yo. Pero a mí me importa un pito.

P: Vas a seguir haciendo lo mismo.

S: Lo tengo más claro que el agua.

P: O sea ¿que el siguiente no va a ser otra caída al otoño?

S: No lo sé, igual es en castellano.

P: No te veo escribiendo en castellano.

S: Pues he escrito cuatro. Están en la recámara todavía. Muy, muy apartadas para que no hagan ruido.

P: ¿Por qué? ¿Tienes miedo a que se te entienda ahora de pronto?

S: Yo creo que a nivel artístico, miedo hay que tener, siempre, porque si no no estás haciendo lo correcto, yo creo. Miedo no es la palabra, encima, nosotros no estamos en ningún lugar en que podamos tener miedo. Yo me estoy jugando… estoy en una banda que le gusta a millones y me la estoy jugando, lo entendería, pero una banda como nosotros que tenemos todas las de meternos en tres mil berenjenales que nos puedan surgir.

P: ¿No te juegas más cuando no te siguen? Porque si te siguen sabes que tienes ese respaldo.

S: Ya, pero ahí puedes perder mucho. Yo no tengo mucho que perder. No estamos en un sitio, ya te digo, qué arriba y que…. whow… estamos en un sitio en el que podemos saltar.

P: A los que están ahí arriba muchas veces se les perdonan cosas que a gente que no está ahí arriba no. Llegas a idolatrar al que la hace por encima de lo que hace y le permites todo.

S: Acabo de ver la portada de Los Planetas y salen con una pinta que dices, todo se permite ya… No sólo eso, mira. A nivel de crítica yo siempre lo he pensado. Depende de lo que digan de ti o… ¿Cuántas veces has dado tú una quinta oportunidad a un disco porque has oído que es muy bueno?, millones de veces. Yo cuando escuché a Arcade Fire no tenía… y lo volví a escuchar porque oí que eran bunenísimos y no entendí nada, pero volví a leer… Entonces… con la gente como nosotros, normalmente no ocurre eso. Claro, dices, o esta píldora funciona a la primera o… no va a haber segunda oportunidad, no vas a tener quien diga, me han dicho que son muy buenos… Pero bueno, eso es la vida. Es lo que decíamos antes, es lo que es.