Meneses, un sinvergüenza con conciencia
En el curso de un golpe de estado en Matanbezi, país del África Ecuatorial, en un hospital situado en plena selva son asesinados siete españoles, dos médicos. cuatro enfermeras y cinco monjas. En un primer momento Gobierno español rompe sus relaciones con Mazambezi. A los dos años se descubre que este país nada sobre un mar de petróleo y además se descubre que tiene minas de coltán. Ane estas perspectivas se envía al diplomático Patricio Meneses, quien mantiene una muy buena amistad con uno de los hombres más importantes de Matambezi, para restablecer las relaciones entre ambos países.
Esta es la trama que envuelve la última novela de Fernando Schwartz, Que vaya Meneses, que abordé más que nada por curiosidad. Hacía tiempo que no tenía noticias de Schwuartz, prácticamente desde que dejó Lo +Plus cuando aún se hacía televisión en este país. También, lo he recordado mientras leía Meneses, leí en su día El desencuentro, que obtuvo el Premio Planeta en 1996, y que me he hecho el firme propósito de releer.
Una reseña en un programa de radio despertó mi curiosidad y me llevó a leer esta novela, aunque ahora que la he terminado, juraría que se referían a otra. En ese programan destacaban el humor, la ironía, la mordacidad… sin embargo me he encontrado con golpe de estado, matanzas, torturas, corrupción, intereses espurios. En el trasfondo de «Que vaya Meneses» está la guerra que asoló Ruanda en los 90 y que supuso el enfrentamiento entre Hutus y Tutsis. Conflicto que aún está latente en la sociedad. La crítica que realiza Fernando Schwartz es muy mordaz. Por boca de los personajes va contando la cruel realidad sin disfrazar nada. También muestra la cultura africana con sus costumbres algunas de las cuales no acaban de ser entendidas por los occidentales. Logra que el lector se meta en la piel de los personajes y, de la misma forma que sorprende a Meneses, lo hace al lector. En un diálogo entre Atumu Kokomo y Meneses, el primero le dice al segundo: “Sois unos sinvergüenzas, Patrís”. Responde el español: “No. Es la realpolitik”. Es lo que Schwartz nos cuenta en su novela, la realpolitik es una cosa de sinvergüenzas.
Es cierto que el autor intenta mantener un entorno amable alrededor de los acontecimientos que se van sucediendo en la trama. Una ambientaciòn, si se me permite, tintinesca, incluso en la portada. También nos regala una serie de personajes muy bien construidos que contribuyen a mantener el delicado equilibrio entre lo sórdido y lo romántico. Empezando por Patricio Meneses, definido como un «sinvergüenza con conciencia», en palabras del propio Schwartz. Un diplomático (¿o espía?) capaz de venganza y de amor, de concupiscencia y de amparo, que lee a Proust con pasión y se pirra por Verdi, con muy poco respeto por la Superioridad y que encima juega al póquer.
Junto a Meneses, Atumu Kokomo. Líder tribal que espera contra toda esperanza consciente de cómo es su tierra. «la tierra de la violencia en la que hay que contar con todos, buenos, malos y sádicos”, y que sin hacerse ilusiones se ofrece como víctima de un sueño de civilidad irrealizable. Contó Schwartz que buscaba la contraposición del idealista, el cínico y el realista, entre el líder que busca para su pueblo un futuro pacífico, el componedor que ha hecho posible esta visión casi idílica, convencido de que lo que viene no tiene remedio, y el político pragmático que va a lo que va y lo consigue y Atumu Kokomo responde a la perfección a este arquetipo. Las conversaciones entre Meneses y Atumu no tienen desperdicio.
También cuenta la novela con personajes femeninos poderosos. La presidenta del gobierno español es una mujer, que no hace acto de presencia en la narración, pero cuyo influjo no deja de estar presente. Aunque la fuerza femenina está centrada en tres personajes, Merveille Kokomo, esposa de Atumu. Virginaly una adolescente a través de la que Scwartz refleja la situación de la mujer en África y el machismo insoportable de la sociedad blanca y su capacidad para la discriminación; y por último Inma, la enfermera superviviente de la matanza del hospital. Las tres valientes e inteligentes, que saben lo que quieren y lo defienden con fiereza.
Una serie de personajes, entre pintorescos, entrañables y despreciables, entretejen la tupida red que envuelve la trama. Desde los infames Wolowolo, jefe de la policía en Matambezi, y Hockansmith a los encantadores Molusque, chófer de la embajada española que responde con citas en latín, o Duhamel, la versión matambizeña del Rick de Casablanca.
No obstante los esfuerzos de Schwartz, poca amabilidad cabe en momentos como las torturas en la cueva del Whiskypont o mientras Inma, la enfermera superviviente de la masacre del hospital, describe la matanza. El propio Schwartz ha definido estos pasajes como lo màs difìcil de su proceso creativo.
.Fernando Schwartz lleva años publicando novelas y colaborando como columnista en el periódico El País. También es un rostro conocido a raíz de su participación en el programa de Canal + «Lo + Plus» junto a Máximo Pradera. En 1996 recibió el Premio Planeta con su novela «El desencuentro». En 2019, de la mano de la editorial Espasa, publicó «Que vaya Meneses»