«Nuestro espectáculo es políticamente incorrecto»

Faemino y Cansado (Javier Sesma - Diario de Navarra)

Faemino y Cansado
(Javier Sesma – Diario de Navarra)

Ya lo dijo Enrique Urquijo en una canción: «como explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario«. Y antes de que se me malinterprete matizaré que por vulgar entiendo normal, poco llamativo. Corriente. Normal.

Ellos son compañeros de trabajo y, sin embargo, amigos. Y residentes en Madrid. Hubo una generación, la mía, que creció con ellos. Eran distintos, irreverentes a pesar de que muchas veces se haya definido el suyo como un humor blanco.

Para nosotros supusieron un cambio, algo distinto de lo que habíamos visto hasta entonces. A medio camino entre Gila y Tip y Coll tras sus diálogos absurdos se escondía un absoluto respeto por el espectador y su inteligencia. Dejaron la televisión hace trece años y después quedó un vacío que sólo muy recientemente gente como Raúl Cimas y los chicos de Muchachada nui vinieron a llenar. Un humor desenfadado y original, más allá de la imitación o el ridículo. Para reírse de alguien ya se ríen de ellos mismos. Y es que lejos del humorista impasible que se toma en serio a sí mismo, a veces demasiado, a ellos les gusta reír, antes que nada, y si a ellos les provoca una carcajada, como no se la va a provocar al público.

Pero detrás de eso, de ese torbellino devastador que provocan en el escenario, hay dos hombres caseros, que viven sin hacer ruido. Que van cada día a su trabajo. Que luego van a casa. Desayunan, almuerzan y cenan. Piden a sus hijos, Cansado porque Faemino no tiene, que saquen buenas notas. ¿En que se parecen entonces Ángel Javier Pozuelo Gómez y Juan Carlos Arroyo Urbina a los personajes que sueltan en el escenario? En lo mucho que se ríen el uno con el otro.

El encuentro es en el “pequeño” (por decir algo) camerino de la sala Galileo de Madrid. Y rápidamente la conversación se desborda y fluye. Javier Cansado es un gran conversador y sabe esbozar las ideas de forma rápida y precisa. Carlos Faemino es mucho más reposado, sin embargo siempre está pendiente para rematar una idea o apuntar con dos palabras cualquier concepto que haya quedado en el aire. Si hay algo que destacar de ellos es lo cómodo y fácil que lo hacen todo y, por supuesto, lo difícil que es mantener la charla sin que se vea interrumpida por las carcajadas.

PREGUNTA: Esperaba algún libro de Kierkegaard…

CANSADO: Ya están todos leídos. Los tenemos en el, en el….

FAEMINO: En el disco duro, en la esta…

C:
 En la tablet. Las obras completas. Están… son… son derechos… ¿cómo se dice?

F: Dominio público.

C: ¡Eso es!

P: Lleváis treinta años haciendo reír a la gente…

C: Sí, o más.

P: Profesionalmente. Empezasteis en el retiro, luego llegó la la tele…

C: Sí, bueno antes hicimos unos bares y de los bares pasamos a la tele.

P: Y luego al teatro.

C: Bueno, simultaneábamos…, la carrera más o menos es: calle, calle y bares juntos, calle, bares, centros culturales; bares, centros cultrales, calle ya no; bares, centros culturales, televisión; teatro con televisión, teatro con televisión y ya teatro, teatro, teatro…., bueno y Galileo que es el sitio que nos gusta porque es el sitio. [Cansado enumera su trayectoria marcándola con las manos sobre la mesa].

P: Cuando trabajáis en calle a la gente la teníais que parar, aquí la gente paga por veros. ¿Echáis de menos aquella época?

C: Claro. Vamos a ver, ¿qué echamos de menos, respecto de aquella época? Dios, echamos de menos que teníamos veinte años [Cansado comparte una mirada cómplice con Faemino que se limita a sonreír y asentir]. Eso lógicamente lo echo de menos. Carlos no porque se conserva muy bien, pero yo estoy hecho polvo. Pero quiero pensar, que nuestro espíritu no ha cambiado, que somos los mismos que estábamos en la calle. Que mantenemos la misma actitud.

F: Jamás hemos pensado en el sitio donde estamos haciendo las cosas. Jamás nos ha abrumado, o hemos pensado en ello. Siempre hemos tenido la sensación de que vamos con nuestra propuesta al sitio donde nos ofrecen trabajo y creo que eso es conservar el espíritu inicial.

C: Fíjate que hemos trabajado en todos los locales todos los teatros de España, los más rimbombantes y los sitios más sencillos, y nunca hemos tenido esa especie de decir, bueno, estamos transcendiendo, estamos en el Teatro Arriaga de Bilbao… Nos ha dado siempre un poco igual. Lo que pasa es que actuar en la calle es lo más puro que hay. El convenio que se establece, el pacto que se establece es algo que se rompe inmediatamente. Nosotros estábamos actuando, a veces no nos gustaba la gente que había y decíamos: ‘se acabó la función, no hay más’ y cortábamos en medio del pase, no nos gustáis porque sois sosos y ya está.

F:  Parece soberbia, pero esa libertad es la misma para todos, porque la gente, ellos también se van.

C: O pasabas la gorra y no te daban. Es lo mismo. O sea, era libertad, era acracia. Y a veces en los teatros, que también lo querríamos hacer, ahí está efectivamente la parte económica y no puedes decir, oye que no nos gustáis porque sois sosos.

P: Vosotros erais amigos antes de ser compañeros de trabajo. ¿Qué es más difícil, mantener al compañero de trabajo o mantener al amigo?

C: Bueno, lo que pasa es que es inherente. Nosotros somos amigos previamente a todo lo demás.

P: Ya, ¿pero no hay ningún roce?¿Un ‘hay que ver la que me has hecho’?.

C: Fíjate, cuando nosotros empezamos… [Cansado mira a Faemino, y bromea]. Ya contestas tú después.

F: No si estamos de acuerdo

C: Cuando nosotros empezamos, el formato habitual era la pareja. Ahora no, bueno ahora están Raúl Cimas y Julián López que han hecho una pareja pero es muy inhabitual. Y de aquella época permanecen sólo Los Morancos, que son hermanos, y nosotros que somos amigos, el resto, por lo que sea, han ido desapareciendo. Entonces, todo se apoya en esa fase previa. ¿Vais a cenar por ahí juntos?. Pues sí, ¿por qué no?, es decir, ese rollo es el mismo.

F: Contesto un poco a la cuestión anterior. Efectivamente, no tenemos consciencia de… hemos evolucionado pero no somos conscientes de esa evolución porque disfrutamos de aquella sensación y lo otro es…., ya está, si es que no hay nada más que contestar.

P: Habéis dicho que era recomendable terminar la educación obligatoria para ver vuestros espectáculos. ¿Se ha notado un cambio con la E.S.O.?

C: Bueno, lo que pasa es que el espectador ha evolucionado mucho y el humorista también. Cuando nosotros empezábamos, el humor vigente eran la parodia y el chiste. Eso ha cambiado radicalmente. Ahora los humoristas son gente muy preparada. La gente habla de cosas muy elevadas. La E.S.O. no sé si ha mejorado, pero hace falta esa especie de criterio que el público lo tiene ya. No todo el público, obviamente, pero existe un sector que tiene mucho criterio. Siempre cuento, y ya zanjo… [vuelve a mirar a Faemino], Nosotros en los 80 hacíamos una pequeña broma sobre el Rey, era la época de La Movida, y hacías una broma sobre el Rey y la gente se quedaba en silencio. ‘Hostia, ha mencionado al Rey’. Ahora, hoy en día, la provocación es algo muy habitual, no pasa nada y se dicen, me refiero en el espectáculo cómico, se dicen verdaderas barbaridades y la gente lo asume. Sí, sí, el público ha mejorado mucho.

P: [A Faemino] Veo que escribís los guiones para que te deje hablar de vez en cuando.

F: [Sonríe de nuevo y asiente] No, pero efectivamente, es que estamos de acuerdo. ¿Sabes por qué tampoco comento? Pues porque estamos de acuerdo, además al cien por cien.

P: ¿Improvisáis?¿Dentro de ese guión alguna vez alguno ha soltado….

C: Sí hombre, improvisamos, nos gusta mucho porque date cuenta de que empezamos en la calle y teníamos un espectáculo de veinte minutos que repetíamos diez veces seguidas, entonces o improvisabas o dices ‘puff qué aburrimiento’. Eso se nos ha quedado y no es que improvisemos, tenemos un guión, efectivamente, pero sobre ese guión es como el jazz, sobre una melodía, sobre una armonía, improvisas. El guión nos marca la narrativa de lo que tenemos que contar, pero sobre eso vamos entrando y saliendo, haciendo pequeñas variaciones, al final, el planteamiento, el nudo y el desenlace, son los mismos, pero vas, digamos que transitas como dicen los cursis, diferentes caminos.

F: …transeúntes…

P: Para eso ayuda que os conocéis muy bien y eso os da reflejos, supongo

F: Claro es que partimos de esto. Nosotros nos conocimos y nos hicimos mucha gracia…

P: ¿Cómo os conocísteis?

F: Pues nos presentó una amiga común.

C: Sí, una cosa muy prosaica. Nos presentó una amiga y ya está. Empezamos a salir y a hacer cosas así juntos….

F: Charlas…, yo siempre comento el milagro de que dos personas… La amistad, tu mejor amigo es con el que más te ríes aunque sea de la tontería más grande. Y eso me parece que se produce muy pocas veces si no eres amigo de la infancia, entonces, me parece que es un milagro reírte a carcajadas de conceptos que a lo mejor otros no participan, y esto, por favor, que dure toda la vida, ¿no?

C: Queda poco. Ya va quedando poco.

F: Bueno, esperamos la vacuna.

C: Ya va quedando poquito, niño.

F: Esperemos la vacuna.

P: ¿Cómo huis de lo políticamente correcto?

C: Es que el concepto políticamente correcto va cambiando.

F: Como además, de todas maneras, lo políticamente correcto viene, la propia palabra lo dice, viene un poco de la política, del momento en que se vive, te alejas de todo lo que huela a ese concepto. Yo desafiaría a público a decir que nuestro espectáculo es muy políticamente incorrecto, pero no se nota.

C: Eso es, [Cansado asiente enfáticamente y ríen].

F: Como el rey desnudo, el que lo vea, que lo vea. Por eso estamos muy a gusto, muy confortables con esta forma de expresarnos.

C: Es al contrario. Nosotros no decimos, no de estos temas no vamos a hablar. Decimos vamos a hablar de esto, que es lo que nos gusta. No es que desdeñemos nada sino que lo que nos gusta es esto, y casualmente, claro, lo analizas a posteriori y dices, hostia, si es que no hablamos de política, no hablamos de sexo, no hablamos de otras cosas que son habituales de otros compañeros, no porque no queremos hacerlo, es que al no ocurrírsenos no nos interesa. Es una cuestión así de sencilla, de superficial, no hay una carga ideológica detrás.

F: Javier acuñó una frase, de esas míticas que él tiene, Talavera está llena de azulejos, que dice ‘sólo parodiamos lo que nos gusta’,

C: Sólo parodiamos lo que nos gusta, es que no hay más.

F: No trabajamos con material que no nos guste porque sufres. No nos interesa.

P: Ahora como dúo estáis en teatros, pero tú sin embargo [a Cansado] has vuelto a la tele y a la radio.

C: He vuelto a la tele, en la radio he estado siempre, pero a la tele vuelvo aquí, en Galileo. Está al lado de mi casa, no puedo decir que no. Vivo tres calles abajo.

P: ¿Es por eso, por la cercanía, por la comodidad?

C: No creas que es la menor de las razones, eh. Además el programa en el que trabajo es un programa de charla y a mi charlar me gusta, yo creo que está claro, entonces no puedo decir que no.

P: [A Faemino] Y mientras él hace eso, tú…

F: Yo hago gestos.

C: En casa.

F: En casa, vivo por aquí también, no vivo muy lejos. Soy muy perezoso. Me reencarnaré en perezoso seguramente…, soy perezoso. No hay otra.

P: ¿Los nombres de dónde vienen?

C: Los nombres son segundos apellidos. Si es somos muy normales… Hace tiempo, querían hacer un programa de televisión con nosotros, hacer un making-of… Y a una amiga de la productora le dije ‘si es que no hay nada’ [Faemino rie]. Los nombres son apellidos, y yo tengo a mis hijos, Carlos vive en su casa y se dedica a ver la tele, a leer a pintar, a sus cosas; salimos por ahí, vamos a un bolo, vamos al hotel, después vamos al teatro, después vamos a casa, a dormir [Faemino sigue riendo].

F: Cenamos.

C: Otras veces vamos a desayunar, o sea, no hay nada

F: [Entre risas] Desayunamos a las diez. En una película quedaría algo de muy de Bergman.

C: El problema que tiene un humorista es que crea unas expectativas muy altas… y no es así, bueno, en algún caso puede, pero en el nuestro no es así, entonces, claro, decepcionas mucho.

P: Eso le pasa a cualquier artista. Todo el mundo siempre se imagina que el actor es…

C: Es verdad, pero sin embargo el rockero, el que se dedica a la música, sí que tiene otro tipo de vida. Un poco más misteriosa, si quieres, un poco más golfa, un poco más drinking, un poco más snifas. Carlos no, pero somos padres de familia, amantes de nuestra familia, o sea lo piensas y, ¿cuál es nuestro rollo tío?, si es  que, te levantas, vas a desayunar, das un paseo por la ciudad, comes, te echas la siesta, lees un ratito, vas al teatro, haces una entrevista, luego vas a cenar y a dormir. ‘¿Pero no tomáis una copa?’, y una poya, yo lo que quiero es dormir, dejadme tranquilo, quiero estar tranquilo durmiendo, sólo hacemos eso, es así.

P: En las actuaciones por lo menos una botella de coñac cae.

C: Sí, nos han regalado coñac y, cuidado, aquí está, esto es nuestro. Esto lo guardan para nosotros y todo esto [indica la parte de la botella, más de la mitad, que está vacía] ha caído ya.

F: Bebemos coñac trabajando. O sea, que fuera del trabajo no. Somos sosos.

C: [Entre risas] Sí, pero muy sosos.

F: Tenemos que esperar a trabajar para beber.

C: Me dicen muchas veces, ¿Vosotros, cuando salís, qué haceis, qué tal?. Digo, nada.

F. Imagínate, nada, no me lo puedo creer. De todas maneras, aguantar que lo contrario de lo que haces es divertido, lo contrario es soso, entonces tú en la vida eres soso, oye, yo tampoco soy soso, no somos sosos, somos normales.

C: Pero escúchame, Carlos, cuando le dicen a mis hijas, con tu padre te lo pasas…., bueno, mi padre, a lo mejor un martes está de cachondeo pero en general está…, me pide notas y baja a comprar leche…

F: Y se pone de mal humor. Es inconcebible, un humorista de mal humor, ¿cómo puede ser esto?

C: Sí, sí, claro, pues un poeta eructando, pues sí, es así [de nuevo más risas].

P: Y en cuanto a los guiones, una última pregunta, ¿Cómo los escribís? ¿Quién los escribe?¿Os ponéis de acuerdo?

C: Los guiones, lo contaba Carlos, fíjate, alguien tiene la idea embrionaria de lo que surge en la situación, el sketch o tal, y nunca sabes a quien se le ha ocurrido. Nosotros lo que hacemos es, tengo una casa en un pueblo, nos quedamos allí, pensamos cosas, muchas ideas, muchas ideas, muchas ideas, y una vez que tenemos unos embriones de ideas, venimos a Madrid y en su casa lo trabajamos, nos reunimos cada día y vamos trabajando. Lo vamos haciendo entre los dos, entonces vamos apuntando ideas y yo que tengo, porque Carlos no tiene ordenador, tiene un ordenador muy… [ante los gestos de Cansado surgen nuevas risas]. No tiene ordenador

F: Ni horno [lo dice con cara compungida mirando al suelo, lo que despierta nuevas risas].

C: Lo escribo para registrarlo en la SGAE, y ya está. Sin estilo literario ninguno. A veces lo leo y digo, joder que vergüenza [risas de Faemino]. Menos mal que tengo el corrector que me pone los acentos y quita las faltas de ortografía, pero lo escribo sin cariño tío, lo escribo meramente para regirstrarlo.

F: Tienes que ver además como surge. Se toma un concepto, y nace en, cuatro, tres minutos, ¿verdad?, tres minutos de propuesta, luego llegas aquí al Galileo, que es un poco nuestro laboratorio, y empieza a desarrollarse sobre el escenario y, bueno, se desmanda.