Por fin M-Clan suena como suena M-Clan

Ya ha llegado a las tiendas lo último de M-Clan, Dos noches en el Price. Reconozco que no lo cogí con demasiado entusiasmo. A fin de cuentas eran temas anteriores de M-Clan, nada nuevo, sólo aquello del directo. Pero me habían hablado bien del concierto del Price. Así que mientras que me ocupaba en otras tareas le di al play.

Calle sin luz, el primer tema, me cogió de improviso.  Dejé lo que tenía entre manos al oír los primeros compases. Continué con mi tarea, pero al llegar al tercer corte, Basta de Blues, estaba sentado en el sofá, con los cascos puestos y repasando los datos del libreto del CD. Después de Llamando a la tierra llegó Perdido en la ciudad y fue como una revelación. Me fui a la estantería por Un buen momento (1995) a buscar la versión original y estuve un buen rato pasando de una a otra hasta que decidí que tenía que continuar con mis labores y dejar el disco para otra ocasión.  Como en los viejos tiempos. Tranquilo. Cómodo. A media luz. La terraza abierta, unos buenos cascos y una cerveza (o dos). Y así lo hice al día siguiente. Algo parecido me pasó con el Pólvora de Leiva. En este caso durente el concierto. Volví a revivir las mismas sensaciones de otros tiempos, cuando hacíamos kilómetros y kilómetros en un seiscientos para no perdernos un concierto y sentir el rock en las tripas. Es como cuando dejas de ver a un sobrino o al hijo o la hija de un amigo durante un par de semanas, y al volver a encontrarte con él o ella, ha pegado el estirón y se ha hecho todo un hombrecito o una mujercita.

Sigo a M-Clan desde Coliseum (1997) siempre con agrado aunque no acababan de aterrizar  durante algún tiempo. Sonando a otros en algunos temas, a teledirigidos en otros. Ya en Sopa fría (2004) empieza a notarse algo distinto que culmina en Memorias de un espantapájaros (2008), para mí el mejor trabajo de la banda hasta las Dos noches en el Price con la confirmación de la reinvención de M-Clan.

Todo espectáculo es mejor en directo que grabado, eso es obvio, pero en el caso de la música la grabación no deja de ser un sucedáneo. Los trabajos de estudio se prestan a mucha, demasiada, manipulación, demasiada ingeniería de sonido, y en el caso del rock los discos de estudio apenas consiguen transmitir una mínima parte de sentimientos y sensaciones. El directo es otra cosa. Una grabación en directo no es como asistir a un concierto, pero sí que debe captar y transmitir, una buena grabación, la esencia del recital. Y este disco, este doble disco, es un buen directo. Con una buena noche, un repertorio muy bien estructurado, atentos al detalle, una excelente grabación y una cuidada mezcla hacen de este trabajo una obra sólida de principio a fin.

Falta hacía. Probablemente es el primero desde el Básico de Antonio Vega en el 2002. Uno más que agregar a la reducida lista compuesta, para mi gusto, por Leño en el 81, Barón al rojo vivo en el 84, A por ellos que son pocos y cobardes, de Loquillo y Los Trogloditas del 89,  Medina Azahara en el 90, el doble directo de Barricada en el 90, y por supuesto, el directo de los directos, Rock & Ríos en el 82.

Siempre es importante la intervención de invitados, y más del peso de los que aparecen en este concierto. Todos están brillantes, pero personalmente me quedo con tres: Ariel Rot en Me estás atrapando otra vez, Enrique Villarreal “El Drogas” en Las calles están ardiendo, y, como no, Roto por dentro por Miguel Ríos.

Dos noches en el Price no es un disco más de M-Clan, es “El disco de M-Clan”, el sonido M-Clan. Carlos Tarque ha comentado a raíz del concierto en el Price que a partir de ahora seguirán como siempre, investigando, experimentando y trabajando por encontrar nuevos sonidos para no ser más de lo mismo. Lo van a tener complicado porque han puesto el listón muy alto. En cualquier caso, que sigan trabajando, buscando y experimentando, pero que lo hagan en la senda que abrieron con Sopa Fría y han confirmado con Dos noches en el Price.