Noche vibrante

Cirilo

Cirilo

Había una época,  dicen, en la que Madrid tenía una noche que no acababa, con la música sonando en cada rincón.  Había ofertas y había demandas.  Los años han pasado, pero aún hay locales que apuestan por ofrecer buena música en directo,  que es la única forma de que sea realmente buena,  a pesar de los horarios y de los aforos.

He mencionado que había oferta pero que también había demanda.  Porque a pesar de que la otra noche en Siroco Vikxie y Cirilo ofrecieran una noche de rock vibrante y llena de energía sólo estaban «los mejores » como agradeció el músico madrileño que abrió fuego.

Vixie

Vixie

Vikxie, Víctor Torres, ya cuenta con tres discos a sus espaldas y ofreció ocho temas de un rock enérgico y divertido.  Se lo pasa bien sobre el escenario y se nota.  Un rockero joven con los referentes muy claros y con los gestos y maneras de siempre.

Con dos guitarras,  un bajo y batería,  sin teclado, combinó temas más superficiales cómo Brighton con otros que ofrecen una letra más compleja como El club de los ladronesLola García o El juguete,  con la que acabó una actuación que se hizo corta y que dejó con ganas de más.

Víctor Torres - Vikxie

Cirilo

Pero había que compartir el tiempo. Cirilo,  por su parte,  fue el encargado de cerrar la noche del Mostaza Club.  Con un sonido más oscuro y con una voz rota y áspera que recuerda al mejor Bunbury,  se atrevió hasta con un cover del tema de Bowie The man who sold the world.

Del inicio valseado de Revolución volvieron a subir la energía y la electricidad de las guitarras. Puede, no digo que no, que el rock clásico sean «dos acordes y basta», pero hay que saber colocarlos cómo ellos en Detrás de ti. Y saber llenar un local y animar a un público que no siempre sabe lo que se va a encontrar. Un sonido maduro, lleno de fuerza y con unas guitarras agresivas cuando la canción lo requiere.

Vikxie al completo

Vikxie al completo

 

Una evolución lógica entre ambos grupos, que permitieron disfrutar de un rock vivo y auténtico. Que permiten recordar que la música hay que disfrutarla en directo porque es donde es de verdad, donde los músicos tienen que destaparse y disfrutar de una de esas noches de las de antes en las que la noche de Madrid vuelven a hacernos sentir vivos.