Rock joven y descarado
«Dicen que corren malos tiempo para el rock, que si el indie, que si el electro… Pues mirad esto «. Era el grito reivindicativo de Juancho, el líder de Sidecars, tras su guitarra y ante una sala llena de jóvenes que llevaban una hora y cuarto saltando y coreando cada uno de los temas de la banda del madrileño barrio de Alameda de Osuna.
Y es que en la TClub, el pasado viernes, los Sidecars hicieron gala de su estilo vivo y descarado. Lleno de energía, el vocalista saltaba y atacaba su guitarra en cada tema como si de un combate se tratara. Sus escuderos lo secundaban cómplices, Gerbass al bajo y Martín, que sustituía a Manu, como segunda guitarra. A él, que estaba entre el público, quisieron dedicar Contra las cuerdas, de su último trabajo, Fuego Cruzado, que ya han presentado por media España y que por segunda vez llenaba la sala madrileña. Tampoco faltó Soy fan de ti, uno de esos temas que no se olvidan fácilmente y cuyo estribillo se tararea durante días.
Letras pegadizas, mucho ritmo marcado por la batería de Ruly y cuatro músicos jóvenes que estar dispuestos a demostrar que vivir del rock en este país sigue estando al alcance de las nuevas generaciones. Y que donde hay que sonar como un cañón es sobre un escenario, sin trucos ni artificios.
No era un concierto para pensar sino para saltar y dejarse la garganta. Junto con los temas más agresivos hubo tiempo para la emoción como con Mundo frágil, que comenzó con un punteo a cargo del líder de la banda o Noche en velero, que Juancho atacó sólo con la guitarra como primer bis.
Sidecars ha cerrado una larga gira en la que han actuado por toda la Península, solos o acompañados, como cabeza de cartel o como teloneros. La banda se despide de Madrid en el 2014 con la promesa de volver pronto. Dispararán más Fuego Cruzado en la capital. «No sé si habrá más o menos gente, pero con los que estáis aquí hoy es suficiente», agradecían a la audiencia entregada a la que hasta el silencioso bajista quiso dedicar unas palabras.
Fieles a su estilo se presentaron ayer en casa. Incansables, frenéticos y siendo capaces de llegar al público. Un público con el que esta noche jugaban como locales, que les arropó con sus voces durante la hora y media de show y que habría seguido acompañándoles una hora más.