Otra vez, Cumberbatch, otra

2Si hay algún enigma en el mundo del cine actual es en qué marmita se cayó Benedict Cumberbatch cuando era niño. El británico tiene un talento raro de encontrar que hace que cada una de sus apariciones en la gran pantalla, y me puedo imaginar que en los escenarios no debe quedarse atrás, sea un disfrute completo para el espectador. Y The imitation game (Descifrando enigma) no es una excepción.

Con una sensibilidad especial es capaz de meterse en la piel de Allan Turing, el matemático británico que ganó la II Guerra Mundial para los Aliados. El mismo que su propio país condenó por inmoral (cometió el delito de ser homosexual en la Inglaterra de mediados del siglo XX),  le retiró la cátedra y lo sometió a castración química. Un genio de los números y de los crucigramas que diseñó el tatarabuelo de nuestros ordenadores.

7La película cuenta los tres años que pasó en Bletchley Park trabajando para el ejército británico en el proyecto más secreto de la II Guerra Mundial: descifrar los mensajes transmitidos por los alemanes a través de Enigma, una máquina codificadora que hasta que el equipo de Turing se puso manos a la obra se creía indescifrable.  De hecho se ha creído indescifrable hasta que hace unos 40 años, Inglaterra levantó el secreto e, incluso,  indultó al matemático hace 2 años, unos 59 años tarde ya que en 1954, a los 41 años, se quitaba la vida.

Hasta los años 70, esta historia simplemente no existía. El secreto era fundamental para salvar vidas.  Y Turing lo mantuvo hasta entre sus amigos más íntimos. La cinta dirigida por Morten Tydlum (responsable también del inquietante thriller Mindhunters) recoge este peso sobre los hombros de 5 hombres y una mujer. Junto a Cumberbatch,  tanto Mathew Goode como Mark Strong están impecables en sus papeles (incluso se echan en falta minutos del último,  que encarna a la perfección a un irónico agente del MI6). Keira Knightley,  que no consigue escapar a sus tics habituales, se mantiene a flote gracias a la solidez de las interpretaciones que la escoltan.

9Pero aunque sólo fuera por disfrutar de Cumberbatch,  de su voz, su manejo de la dicción,  su credibilidad,  merece la pena invertir dos horas en esta cinta de intriga, sorprendentemente cálida para un director nórdico, que consigue mostrar el final de la historia sin caer en la sensiblería o en el panfleto.  Eso habla mucho en favor del guión de Andrew Hodges y Graham Moore,  que consiguen que el espectador entre por completo en el juego que proponen.  Y lo establecen en dos tiempos sin perjudicar la comprensión de lo que cuentan y con unos flashbacks funcionales que nos ayudan a componer el alma del personaje principal.

10The imitation game (Descifrando enigma) es una cinta de intriga,  bélica,  pero,  sobre todo, la historia de alguien que supo estar a la altura de las circunstancias y retirarse con la dignidad de la labor cumplida a pesar de todo y de todos. Una historia de aquellos que son diferentes y que en lugar de amilanarse juegan sus cartas,  hasta el final. Y la posibilidad de disfrutar de un actor en estado de gracia que conmueve tan sólo mirando a la cámara.