Amor Brujo: parte de nuestra esencia, revolución de la música

Manuel de Fallla en 1914

Manuel de Fallla en 1914

«Todo lo que tiene sonido negro tiene duende«, dijo el cantaor jerezano Manuel Torre al escuchar el nocturno En el Generalife de Manuel de Falla. Según Lorca, «…estos sonidos negros son el misterio, las raíces que se clavan en el limo que todos conocemos, que todos ignoramos, pero de donde nos llega lo que es sustancial en el arte«. Eso es duende. El duende que comenzó a despertar en Falla el día que Pastora Rojas Monge (Pastora Imperio)  le encargó una obra que uniera baile y cante a partir de leyendas y viejos aires gitanos. Es Rosario Monge (La Mejorana), madre de Pastora quien inicia al Maestro en los secretos del cante jondo al facilitarle material musical: Seguiriyas, soleares, polos, martinetes y zambras, así como leyendas y costumbres gitanas. Ambas, Pastora y Rosario querían un espectáculo flamenco, Falla sucumbió al duende y en un sorprendente corto espacio de tiempo fue mucho más allá y creó el que llegaría a ser un arquetipo musical: El Amor Brujo, gitanería en un acto y dos cuadros.

La música de Falla describe maravillosamente el carácter nacional: amor, embrujo y misterio. Su estilo compositivo incorpora los temas populares y del folklore: la música de los gitanos, el cante jondo y la zarzuela, pero no los estiliza como el resto de nacionalistas, sino que llega hasta las propias raíces y de ellas extrae nuevas propuestas recreando sus giros melódicos y sus patrones armónicos y rítmicos hasta el punto de inventar una música nueva.

Gill Evans y Miles Davis incorporan piezas del Amor Brujo en sus composiciones

Gill Evans y Miles Davis incorporan piezas del Amor Brujo en sus composiciones

Hasta El amor brujo nada había sonado igual y después mucho empezó a sonar parecido. Es considerada su obra cumbre, en la que cristalizó un estilo compositivo al que denominó trascendido o imaginario, bebiendo directamente de las fuentes populares para evitar distorsionar su herencia. Estos elementos son los que hacen de la composición algo atemporal que impregna, consciente o inconsciente pero indefectiblemente, la creación musical venidera.

A partir de este momento comenzamos a vislumbrar ráfagas de su transcendencia. En 1959 Miles Davis incluyó en su obra maestra Kind Of Blues un tema llamado Flamenco Sketches con aires impresionistas en el que en la sección dedicada a la improvisación incluía un pasaje siguiendo el esquema musical que incorporó Falla su pieza dotando al tema de cierta sonoridad frigia con aires flamencos. Siguió experimentando con estos sonidos dando lugar, en 1960, a Sketches from Spain dedicando toda su atención al Concierto de Aranjuez y al Amor Brujo.

El interés personal de Corea en la música española no se limitó a reproducir clichés sino en el  descubrimiento de la esencia de la música.

El interés personal de Corea en la música española no se limitó a reproducir clichés sino en el descubrimiento de la esencia de la música.

John Coltrane, integrante de la banda de Davis durante la grabación de Kind of Blues, publicó Olé (1961) empleando en el tema que da nombre al disco un patrón cercano a la bulería e incluyó la reconocible y característica cadencia empleada por Falla. Pedro Iturralde grabó tres discos titulados Jazz Flamenco (1967-1968) en que alternaba intervenciones de guitarra flamenca a cargo de un joven Paco de Lucía, y para los que también utilizó piezas de Falla. Chick Corea incluye referencias a la música española en el tema España de su álbum Light as a Feather  (1987) en el que la influencia del gaditano es evidente. Incluso el Pop sucumbe al poder evocador de la música según Falla y buceando en el disco de Mecano, Descanso dominical (1988) nos encontramos con Por la cara, un sorprendente tema de Nacho Cano.

Sólo ráfagas, decía, indicios de una tendencia que acabarían fraguando en género con dos acontecimientos que confirmarían la influencia de Falla y El amor brujo en la música contemporánea. En 1979 el productor Ricardo Pachón andaba obsesionado con la fusión entre blues, rock y flamenco desde que escuchó  Rock encounter, de Sabicas y Joe Beck (Nueva York, 1967). Presionado por un contrato con Philips y tras algunos intentos infructuosos con grupos de rock andaluz

Un momento en la grabación de La leyenda del tiempo (Foto; Mario Pacheco)

Un momento en la grabación de La leyenda del tiempo
(Foto; Mario Pacheco)

que nacían al socaire de la música que llegaba de las bases americanas de Morón y Rota, le propone a Camarón, que venía de dar por terminada su relación con la familia De Lucía, la grabación de un disco en la línea de las producciones de Lole y Manuel. De este modo, tomando como base unos temas que había compuesto sobre poemas de García Lorca (tenía que ser Lorca)el Romance del Amargo, selección de trozos del Romance del Emplazado compuesto en ritmo de soleá; selección de textos de la obra teatral Así que pasen cinco años en ritmo de bulerías, y un arreglo de La Tarara en tiempo de taranto, dio comienzo el trabajo en el que implicó a Alameda, Kiko Veneno, Tomatito, Pata Negra, el Bizco Eléctrico, el Carapapas, Juan el Camas y GualbertoEn 1979 vería la luz La leyenda del tiempo que vino a significar en la década de los setenta lo que El amor brujo a comienzos del XX. Toda una revolución que trastocaría el modo de entender la música. Si Falla incorporó lo sinfónico al flamenco, Pachón y Camarón hicieron lo propio con el Rock. A partir de aquí cristalizó el denominado Rock-Andaluz atravesado por esta tónica tácita o explícitamente. Como se puede comprobar en Camino del Águila del disco homónimo de Imán Califato Independiente o Paseando por La Mezquita (1979) de Medina Azahara, por citar un par de ejemplos.

Paco de Lucía Sextet (Foto: X. Rañó)

Paco de Lucía Sextet
(Foto: X. Rañó)

En 1915 Falla trazó el camino. En el 79 Ricardo Pachón y Camarón lo siguieron abriendo las puertas del flamenco al rock. En 1981 Paco de Lucía cerraría el círculo. En este año forma su sexteto y se estrena con Sólo quiero caminar. Venía de trabajar con dos titanes del jazz contemporáneo: Al Di Meola y John McLaughlin, colaboració de la que saldría un disco que vendió 1 millón de copias: Friday Night in San Francisco (1980), y tenía cuerpo y mente preparados para la fusión total. Ya había interpretado temas de Falla en Paco de Lucía interpreta a Falla (1978) pero será en Sólo quiero caminar donde sentará los cimientos de esa fusión entre jazz y flamenco al ir más allá de la mera interpretación y, profundizando en las raíces, crear formas nuevas. Incorporó al flamenco bajo, flauta, saxo y el cajón peruano que ya nunca se marcharía, y creando un sonido difícil de emular.

Amor brujo, La leyenda del Tiempo y Sólo quiero caminar son tres partes de un todo del que Falla sienta las bases ( melodía, armonía, ritmo, forma y un modelo que invita a la contemplación en torno a un arte que encierra secretos sin edad) y  que Pachón, Camarón y Lucía evolucionan a una nueva música en la que están inmersas la renovación, dignificación y valoración en profundidad de las esencias andaluzas que pasan de ser producto de tipismo a sustancia vital.

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15 de marzo de 1915, jueves. Los murmullos del público inundan el patio de butacas del madrileño Teatro Lara. Tras el telón, Pastora Imperio entorna los párpados mientras los 14 músicos de la reducida orquesta terminan de templar sus instrumentos. Fuera, el tiempo es desapacible. Los susurros cesan al tiempo que la suave penumbra envuelve la sala. El amor brujo está a punto de estallar y con él una nueva forma de entender la música y el flamenco.