Sidecars: «Hay que seguir peleando porque después vendrán otros «

Foto: La Espuma de los dias - J.S. Gutiérrez

Foto: La Espuma de los dias – J.S. Gutiérrez

Ruly rápidamente se delata, nada más sentarse en la silla, se pone a tamborilear sobre el respaldo. Mientras, Juancho, el vocalista, y Gerbass, el bajo, se acomodan para las fotos. Ante la pregunta de cómo llevan esa parte del trabajo, el cantante del grupo madrileño Sidecars responde sincero: ‘Mal, no somos modelos. Pero sabemos que no hay otra opción’. Así que con paciencia se someten a la cámara bastante más serios que en una conversación que fluye entre risas, bromeando unos con otros y demostrando que fuera del escenario tienen la misma complicidad que sobre él.

Estamos en Chamberí, un castizo barrio de Madrid, en un breve descanso antes de participar en un programa de televisión. Una conversación breve para abrir boca con estos tres rockeros del barrio de Alameda de Osuna, que durante los 90 debió ser uno de los barrios más musicales de Madrid. “Fue una generación a la que le gustaba mucho la música, entonces se iban al parque con las guitarras y nosotros, sus hermanos pequeños, por imitación, fuimos haciendo lo mismo. Lo normal era vernos a los quince años en el parque con guitarras”, comenta Juancho sobre sus orígenes. Así que el gusanillo de la música a ellos les picó cuando eran unos adolescentes y comenzaban a ir a conciertos y a tirarse de los escenarios. Un buen día, decidieron que eso no les bastaba y se reunieron para tocar. Siete años después ya tienen tres discos en el mercado y el último, Fuego Cruzado, ya lo han tocado por media España. Pasito a paso por un camino que saben que es duro.

En una época en el que la música, cada vez más, parece fraguarse en laboratorios y los jóvenes parecen querer ser estrellas con su primera canción, la conversación con Juancho, Gerbass y Ruly resulta sorprendente. Los tres tienen muy claro que correr mucho sólo lleva a que la carrera sea muy corta y que el rock se trabaja garito a garito y haciendo mucha carretera. Tocando, que en el fondo es lo que les hace felices, incluso con muletas, si es necesario.

P: Fuego cruzado. Habéis tardado cuatro años en sacarlo desde Cremalleras. ¿Cuál es la valoración del trabajo ahora que ya está presentado?

J: No podía esperarme que fuera así de bien en general. Hemos hecho el disco que nos hubiera gustado hacer. Lo he escuchado hace poco, después de muchos meses sin oírlo. Cuando ya has empezado a tocar las canciones, empiezas a querer cambiar cosas de las que grabaste en su día… pero pensé: ‘está de puta madre’. A la gente le ha gustado mucho y como banda hemos crecido, eso para mí es el éxito.

P: ¿Es un disco más de rock, quizás, que Cremalleras y mucho más que Sidecars? Tiene más guitarra, un sonido, digamos, más roto, más agresivo.

Ruly (R): Los tres son de rock pero quizá es un rock diferente a los anteriores. El primero lo hicimos más inmediato, más ramoneado. El segundo fue como una primera incursión en los medios tiempos, quizá un poco más rock americano, con canciones más rápidas, y en el tercero se ven un poco las influencias de lo que estamos escuchando últimamente, la manera de tocar. Sí que se nota un poco más asentado, más redondo por así decirlo.

P: ¿Hacia dónde queréis ir entonces?

J: Hacia donde estamos yendo. Nunca hemos tenido prisa. Jode, porque es muy incómodo andar a pasitos de tortuga, pero creemos que el camino se hace mucho más firme. Creo que ese ritmo es lo que hace que una banda tenga la posibilidad de ser grande.

P: En tu caso, tenías en casa a un músico. Tú sabías dónde te metías cuando empezabas.

J: Claro, absolutamente.

P: ¿Y no da eso más miedo, cuando sabes lo que hay detrás?

J: Fíjate, yo creo que es al revés. Tener el ejemplo en casa tiene dos caras, porque tener al lado a alguien a quien le han ido bien las cosas puede hacerte creer que son más fáciles de lo que son.

P: ¿Y en vuestro caso cómo fue?

Gerbass (G): En nuestro caso… Rudy y yo éramos los típicos adolescentes que a los trece años ya estaban yendo a conciertos con carnets falsos, tirándonos de escenarios… Es algo que teníamos dentro desde muy temprano.

Foto: La Espuma de los dias - J.S. Gutiérrez

Foto: La Espuma de los dias – J.S. Gutiérrez

R: Llega un punto de repente, con diecisiete, dieciocho o diecinueve años, en el que llegas a tu casa, te plantas y dices ‘dejo la carrera porque de momento me voy a tomar un año sabático’ que luego se transforma en dos o tres, o cuatro. Por suerte nos han apoyado en ese aspecto, pero bueno, también hay que pensar que tienes que conseguir un equipo, una serie de cosas y no puedes dejar de comer mientras tanto.

P: Es cierto que antes era más fácil colarse en un concierto con menos edad. ¿Qué pasa con el público, que cada vez lo obligan a ser mayor?

G: Es muy injusto que en cualquier bar, como este en que estamos ahora, pueda entrar un padre con su hijo y en la sala de conciertos en la que yo trabajo no, porque tiene las botellas de alcohol expuestas, ¿qué cambia? ¿Por qué no se puede ofrecer en salas de concierto cultura para todos si tienen medios para controlar quién bebe alcohol y quién no lo bebe? Es lo que se debería hacer, dejar pasar a menores, desde los catorce o algo así, siempre que estén acompañados de un responsable que se encargue de que no beban alcohol y se podría solucionar…

J: Ni siquiera un responsable, un menor tiene que poder ir a un concierto y cuando llegue a la barra y diga, ponme un güisqui solo, le digan, enséñame el DNI, pero no en la puerta. Entras a un concierto y bebes una puta Coca-Cola.

R: Es curioso, ponen problemas para que un chaval pueda ir a un concierto, incluso con sus padres, y en cambio a su padre le apetece llevarlo a ver cómo matan a un toro en Las Ventas puede hacerlo. Es una estupidez como la copa de un pino.

J: En Barcelona, en muchos sitios se puede. O sea, pueden entrar menores a ver conciertos.

G: Hay otros lugares en España, otras Comunidades, en que la normativa es distinta, pero aquí en Madrid, desde luego tenemos la normativa más prohibitiva en este tema y consideramos que es algo injusto.

P: Supongo que además sería una forma de enganchar a la gente a la música, no te enganchas con veinte, lo haces con quince.

R: Hay que educar desde pequeño.

J: Es el problema de base. Para esto tienes que considerar la música como cultura, y a día de hoy parece que no se considera así. Todo son impedimentos, trabas y ponerlo difícil. La música no es accesible, es cara. Los conciertos tienen que ser caros porque si no, con el IVA, los músicos no pueden salir de gira porque pierden dinero. Llega el momento en que el problema viene porque no estás considerando a la música cultura y es un error enorme.

P: Además parece que el rock va para atrás. Parece que el tecno, el electro, el indie, están ocupando ese puesto que antes tenía más el rock, ¿o siempre ha estado….?

Foto: La Espuma de los dias - J.S. Gutiérrez

Foto: La Espuma de los dias – J.S. Gutiérrez

G: Veremos si es una cosa de décadas como ha sido otras veces. Siempre hay un estilo de música que despunta en la década. Pero el rock, pese a que hayan despuntado otros estilos de música desde los ochenta más sintetizados, en los noventa sonidos más siniestros, más góticos, siempre ha estado ahí y esperemos que siga siendo así, que aunque haya un estilo que despunte por modas el rock se mantenga ahí. Que a partir del 2020 este estilo de moda caiga un poco y el rock vuelva a subir.

R: En realidad el rock no se pasa de moda. Uno de los discos, no sé si el primero o el segundo más vendido de la historia, es el Back in Black de AC/DC. Que venga Madonna a superar eso. Son cosas que están ahí y que van a seguir estando ahí.

J: Hay que seguir peleando, aunque seamos pocos siempre detrás de nosotros vendrán otros.

P: ¿Se puede vivir de la música?

J: Si…

R: Trabajando mucho, mucho, mucho, sí, pero es difícil.

J: Trabajando mucho o de repente, teniendo mucha fortuna y si los grandes medios de televisión se dignan a poner tu música, barra, los grandes festivales se dignan a meterte en sus carteles. Si te sale bien una de esas dos, probablemente tengas más facilidad para encontrar un éxito rápido.

P: [A Juancho] Hablando de trabajar mucho… ¿cuántos kilómetros te hiciste el año pasado?

J: [Se ríe] Kilómetros no sé, pero hice alrededor de 120 conciertos que no está mal.

P: Tienes que sumar, además de Sidecars, los que hiciste con Leiva, de quien eres guitarra…

J: Ha habido meses duros en los que las dos cosas…, en los que cuando la gira de Leiva descansaba yo estaba de gira con ellos y cuando ellos descansaban yo estaba de gira con Leiva. Pero yo nunca descansaba.

G: Sí, yo creo que Juancho el año pasado tuvo uno o dos fines de semana libres nada más. Es bastante duro sólo pensarlo.

J: Nunca dieron un premio al tío que más ha tocado, pero si lo hubiera te digo que yo como mínimo estaría nominado.

P: ¿Es complicado compaginar las giras, las fechas?

J: Tenemos un mismo manager y eso facilita las cosas. Luego, Leiva y yo, nos ponemos con un calendario por delante y nos repartimos el tiempo. El tiempo imaginario. Decimos, mira de aquí a aquí voy a girar yo, y de aquí a aquí yo, y aquí tienes para descansar. Él sabe que el día que no me dé tiempo de hacer algo de Sidecars porque tengo que ir con él, voy a tener que parar lo suyo. Como ninguno de los dos queremos pararlo por ahora, encajamos las cosas como sea.

P: ¿Tenéis algún prejuicio como grupo de rock a la hora de abordar algún tipo de género? ¿Si te sale de repente una canción….?

J: Para nada. Tenemos muchas canciones que son más pop. No tengo ninguna paranoia con nada. De hecho elegimos las canciones del disco en función de las que nos parecen mejores. Ha habido rancheras que se han quedado en el camino por calidad, no porque fuera un estilo que nos da cosa. Miedo para nada. Desde el primer momento hemos dicho que somos una banda de canciones, por tanto una canción nunca nos va a llegar a asustar. De las nuestras, claro, con una de Aurin me cago encima.

P: Además, una canción vuestra fue escogida para un anuncio de El Corte Inglés. ¿Qué tal? ¿Cómo fue la experiencia?

G: La verdad es que un poco sombría la experiencia.

J: Sombría no, pasó de largo.

G: Por eso digo sombría, algo que se mantuvo un poco en la sombra. La gente desde fuera debía decir ‘ostias, estos cabrones han vendido una canción para un anuncio de El Corte Inglés y cagan pasta, ahora mismo cada uno se ha comprado un chalet’… Creo que ni un juego de cuerdas nos compramos con lo que sacamos.

J: También nos pilló muy jóvenes, empezando y nos daba mucha paranoia que se nos asociara con ninguna marca, El Corte Inglés en este caso. Por eso, quizá no hicimos toda la promoción ni todo lo que podríamos haber hecho en ese momento con esa canción, porque nos daba mucho reparo. Pero no me arrepiento de nada.

P: ¿Ahora lo aprovecharías de otra forma?

Foto: La Espuma de los dias - J.S. Gutiérrez

Foto: La Espuma de los dias – J.S. Gutiérrez

J: Sí, porque cualquier situación que se me planteó a esa edad la haría de otra manera, pero seguiríamos sin tirarnos al vacío. Seguiríamos siendo prudentes.

R: Lo malo de estas cosas es que, si bien es cierto que le puede venir bien al grupo, para mucha gente que te va a conocer a raíz de eso va a esperar que siempre hagas lo mismo y te va a encasillar. Eso no mola. Tampoco es una cosa a la que tengas que agarrarte como a un clavo ardiendo.

P: Hacerte más comercial…

J: A día de hoy… Estoy de acuerdo con Ruly en todo, pero a día de hoy no está el patio para dejar pasar oportunidades. Es un mensaje para todo aquel que se vea en esta situación, hay que agarrarlo todo, luego ya a ver cómo lo gestionas, pero hay que agarrar las cosas ahora mismo.

P: Teniendo en cuenta lo ocupado que estás, de un próximo disco ni hablamos.

R: Estamos trabajando en ello.

J: Estas navidades hemos maquetado ocho canciones, y tenemos como catorce canciones redondas, como quien dice, para presentar en el disco. Pero no queremos que se acabe Fuego Cruzado todavía porque puede dar más de sí, tiene muchas canciones, muchas posibilidades. Nosotros seguimos trabajando en paralelo porque el día que nos digan ‘hay que hacer un disco’ vamos a tenerlo preparado.

P: ¿Cómo fue tocar en Madrid Contra las cuerdas sin Manu?

R: Raro.

J: Raro. Igual de raro que tocar en el resto de ciudades.

P: Ya, pero en Madrid estaba él.

J: Cierto. [Se para un segundo antes de continuar.] Pues pensé mucho en él. Pensamos mucho en él mientras tocamos. Es inevitable. Teníamos que tirar para adelante, hemos tirado para adelante. No hay tiempo para quedarse llorando y mirando para atrás. Somos amigos, seguimos hablando, esta misma mañana… Bueno, tocar sin él al principio se hizo, se sigue haciendo raro.

R: Sí, muy raro, pero luego yo qué sé. Lo primero que pasó, según bajamos del escenario, es que Manu entró en el camerino. ‘No es que es un mal rollo’. ¡Poyas, mal rollo! Seguimos siendo colegas, simplemente…

P: ¿Sois un grupo de colegas?

R: Sí, siempre lo hemos sido. Hermanos casi, ya más que colegas.

G: Hay gente que lo enfoca más a un negocio, a que es una agrupación y tienes que saber llevarte bien con el resto. Nosotros lo hacemos todo en base a que somos primero amigos y después ya tenemos todo el resto, pero la base es que somos amigos.

P: ¿Ahora sois un trío o vais a meter a alguien más en la formación?

Foto: La Espuma de los dáis - J.S. Gutiérrez

Foto: La Espuma de los dáis – J.S. Gutiérrez

G: Somos un trío, de momento así seguirá.

J: Somos un trío y vamos a ir siempre, o casi siempre, acompañados de alguien. Ahora mismo nos acompaña Martín Laudecina. Matías Sorokin siempre ha estado en Sidecars y ahora está por ahí revoloteando, en Argentina. Tenemos unos cuantos amigos, escuderos, que van a venir con nosotros y tampoco pensamos mucho en ello. Si hay alguno que dentro de tres años sigue estando ahí, pues estará en la banda. Para mí Ron Wood debería ser un Rolling Stone y es un músico contratado, así que no cometeremos ese error.

La pausa se acaba y Sidecars tiene que volver a trabajo. Hay quien dice que el mejor truco comercial es dejar a la gente con ganas de más. Y sin duda con este breve encuentro lo consiguieron. Sin duda pronto nos volveremos a encontrar, porque a ellos les quedan años de carretera y mucho fuego que disparar.