No importa. Todos tocaremos Layla para ti

imagesHay guitarristas que brillan por su virtuosismo, la rapidez con la que son capaces de mover los dedos, la agresividad de los riffs, la energía desenfrenada sobre el escenario o incluso la manía que tienen de romper guitarras contra el suelo. Para mí, él es simplemente la clase. Calidez y sensualidad casi involuntaria. A su pesar. Igual que el hombre guapo que te mira como disculpándose por serlo, el simplemente es elegante. Eric Clapton tiene algo magnético. No es una presencia rutilante pero, sin embargo, tiene la capacidad de envolverte y llevarte a su terreno. Supongo que es lo que llaman clase. Siempre me transmitió lo mismo que conseguían transmitirme con su voz Aretha o Billie. Y parece que lo hacía por un buen motivo. Parece que también le dolía la vida. En su caso por una enfermedad neurodegenerativa que le hace perder sensiblidad y movilidad en esas manos que han recorrido las cuerdas mientras que han podido.

La neuropatía periférica significa que los nervios periféricos que llevan información hasta y desde el cerebro, no funcionan apropiadamente. Esta neuropatía puede ser un daño a un solo nervio o a un grupo de ellos. También puede afectar a los nervios en todo el cuerpo.

Es una enfermedad muy común, con muchos tipos y causas. Con frecuencia, no se puede encontrar ninguna causa, aunque la diabetes es la más común, siendo algunas hereditarias. Puede que sus escarceos con la heroína y la cocaína le pasen factura ahora, el propio Clapton ha declarado: «No sé cómo sobreviví, sobre todo en los setenta. Siendo justos, debería haber estirado la pata hace mucho. Por alguna razón, fui sacado de la boca del infierno y se me dio otra oportunidad”.

Entre sus canciones destacan muchas, pero sobre todo lo que le hace único es su manera de interpretarlas, de hacerlas propias. Por ejemplo cuando se atrevió con While my guitar gently weeps del más desconocido, y probablemente mejor músico, de los escarabajos de Liverpool. Y ciertamente su Fender debe llorar suavemente echándole de menos. Es algo a lo que no estamos muy acostumbrados, hace poco el Duque blanco nos dio una lección, pero el propio Clapton ha venido a decir que a estas alturas vive de prestado.

Eric Clapton - Slowhand PictureSlowhand, mano lenta. Una mano que mimaba y acariciaba las cuerdas como pocos han hecho. Lo descubrí pronto y de forma casi clandestina, como se fraguan los grandes amores. En unas escapadas adolescentes para hablar de música, literatura y filosofía, escuché por primera vez Layla.

Layla, you bring me on my knees, Layla Es un cliché. Lo reconozco. Pero no me escapo de él. Me ponen las guitarras y los guitarristas. No todos pero rock y blues se llevan la palma. Y aquella letra tenía algo que me hacía querer ser mayor. Fue la primera.

La segunda fue Tears in heaven , no soy muy original. Y sí. Cuando estuve en Nueva York busqué el mítico y trágico edificio Dakota. Su música eran emociones y si Layla me hizo querer ser una Mujer, Tears in heaven me hizo sentirme acompañada cuando nadie más lo hacía. Su soledad se hacía tuya y su consuelo te llegaba hasta el tuétano.

Eric-Clapton_1975Y no se puede hablar de Clapton sin hablar de Cocaine . Es curioso pero cuando yo era una niña recién llegada a Madrid cogía mucho el metro en Nuevos Ministerios. Tanto ir y venir una acaba conociendo a la fauna local y acabé trabando amistad con un guitarrista callejero, que cada vez que empezaba a caminar por el pasillo comenzaba a tocarla. Sobre Clapton fueron nuestras primeras conversaciones y ya nunca sabré que piensa Antonio de esta noticia y este texto. Yo cambie de línea y el dejó de tocar allí.

La canción no es gratuita. Dice que probó de todo en sus años de juventud. Supongo que es parte del precio que hay que pagar para tener hijos como los que tuvo. Como los que nos ha legado, además de aquel que acabó sobre la acera de la calle 72 con Central Park West. Mundos paralelos en los que las palabras y las notas florecían y que en muchas ocasiones tenían su precio. En estos momentos no me preguntéis si mereció la pena. Probablemente os diría que sí.

Incluso se atrevió a montarse en un cadillac con un Rey, que por cierto también nos dejó hace poco. Un disco mágico que aunaba dos visiones únicas de la música que empastaban a la perfección. Dos dolores distintos aunados por el blues. El desgarro de B. B. y la suavidad de Clapton.

Me viene a la mene la frase de B.B. King: «Tú tienes un alma, tú tienes un corazón, tú tienes el sentimiento de que tu música es vida. La vida que vivimos en el pasado, la vida que estamos viviendo hoy y la vida que creo que viviré mañana». Porque oigo música desde que me levanto hasta que me acuesto, de todo tipo y color, pero cuando quiero llorar, reir, volar, amar, vivir… cuando necesito sentir estremecerse mis entrañas acabo fondeando en la misma playa, en el rock, el jazz, el blues, con Frampton, Dylan, Springsteen, King, Cocker… Clapton.

eric_clapton_by_thubakabra-d5itz1dQuizás porque el mismo se estremece cuando toca. El hormigueo o ardor en brazos y piernas puede ser un signo inicial de daño neurológico. Estas sensaciones a menudo empiezan en los dedos de los pies y en los pies con pérdida de sensibilidad en las piernas y los brazos. También puede dificultar el control de los músculos y causar debilidad y presentar problemas para mover una parte de su cuerpo. Realizar tareas como abrocharse una camisa puede ser más difícil. Los músculos también pueden tener espasmos o calambres.

«Es difícil tocar la guitarra así, y he tenido que aceptar el hecho de que no va a mejorar», ha manifestado Clapton dejando entrever que su último disco “I Still Do ”, podría ser el último de carrera.

Pero todo esto demuestra que los titulares no son ciertos. Eric Clapton no deja la música. Porque no puede. No se lo vamos a permitir. No mientras haya alguien que al calor de unas copas saque una Fender. La primera ronda la pago yo. Esa si que será a wonderful tonight .