Yo también soy Idiota 


unspecified (8)Soy una idiota. Sí, lo reconozco. Yo también soy una idiota. No puedo más que admitirlo
 después de mi visita al teatro Pavón – Kamikaze el pasado domingo. Una tarde calurosa de final de verano en la que las frases de la obra de Jordi Casanovas me acompañaron hasta casa. ¿Por qué aguantamos lo que aguantamos? ¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Por qué no decimos lo que realmente pensamos? 

Hay público que sale de casa convencido. Yo soy de ellas. Ya lo he reconocido en más de una ocasión. Pero al mismo tiempo es el público más difícil porque nuestras espectativas ya parten de que esperamos que nos lo den todo. Un buen texto, interpretaciones notables, ritmo, duelo, teatro. En ciertos casos no se admite menos que la matrícula de honor, porque sabemos, como algunos profesores, lo que pueden dar de sí. Así que a pesar del beneplácito con el que se parte, luego hay que saltar el listón.

Sin título-2Israel Elejalde se estrena en la dirección y lo hace con nota. Ha aprendido mucho de la rapidez de la esgrima después de su combate de Hamlet porque la obra avanza con un ritmo rápido de estocadas, fondos y paradas que hacen que parezca un thriller cinematográfico. No en vano, comienza con unos sugerentes títulos de crédito en el que se nos presenta a todo el equipo que interviene en el montaje y que es el habitual de las funciones de Kamikaze Producciones.

Dice el propio Elejalde que las obras de dos tienen algo especial. En enero podremos comprobar como él mismo se faja con Bárbara Lennie en El fracaso del amor. Y tiene razón. Cuando una obra de dos personajes funciona, cuando hay química, cuando los actores se escuchan y se responden de verdad, desde las tripas, el espectador no puede despegar los ojos del escenario. Y eso lo consiguen Gonzalo de Castro y Elisabet Gelabert desde el primer momento una vez que se apaga la pantalla del fondo.

unspecified (4)Un experimento extraño, un hombre que trata de mantener la pose y una científica cordial. Misterio. Enigmas que, aficionada a los puzzles como soy, no pude evitar tratar de desentrañar antes de que me dieran la respuesta. Y poco apoco la científica deja de ser tan simpática, y Gelabert consigue que el espectador quiera partirle con toda la amabilidad del mundo una silla sobre la cabeza, y el hombre nos resulta (me resulta) mucho más cercano. ¿Quién no se ha dejado llevar en algún momento y ha dicho o hecho algo que no sentía de verdad y en lo que no cree? ¿Quién no se arrepiente de una decisión que no meditó lo suficiente? ¿Quién no tiene flaquezas de las que en el peor de los momentos se pueden aprovechar?

Comedia, intriga, tensión, dos actores que se baten con acierto y un texto de fondo que tiene mucho más de lo que podría parecer en un principio. Y descubrir que, en el fondo, todos somos un poco Idiotas, si se atreven, los Kamikazes estarán encantados de descubrírselo.

(Fotos: Kamikaze Producciones)